Evolución
La formación del sistema solar
La formación de las atmósferas
La formación de la atmósfera de Venus
Las atmósferas de La Tierra y de Marte
Mercurio y Venus
Mercurio
Venus
La atmósfera de Venus
La Tierra
La atmósfera y la magnetosfera de la Tierra
La estructura interna de la Tierra y la tectónica
El recalentamiento climático
La Luna
La Luna
La exploración de la Luna
La superficie de la Luna
El origen de la Luna
Marte
Marte
El agua sobre Marte
La exploración de Marte después del año 2.000
Curiosity
La formación de las atmósferas
Una de las características más sorprendentes de los planetas del sistema solar
es la gran diversidad en la composición de su atmósfera, desde los planetas
gaseosos gigantes dominados por el hidrógeno y el helio, a Venus y Marte, cuya
atmósfera está principalmente constituida por dióxido de carbono, pasando por el
metano de Titán, y, por supuesto, el caso muy particular de la Tierra y su
oxígeno.
Formación
La capacidad de un planeta o de un satélite para retener una atmósfera depende
de varios parámetros. Los átomos o moléculas susceptibles de formar una
atmósfera están sujetos a una agitación de origen térmico. Esto les da en cierto
modo una velocidad media de desplazamiento que debe compararse a la velocidad de
liberación del planeta, es decir, la velocidad mínima que un objeto debe superar
para poder escapar a la atracción gravitacional (por ejemplo 11,2 kilómetros por
segundo para la Tierra).
Como la atmósfera de un planeta está constituida por moléculas que no pueden
escaparse, podemos mostrar, comparando agitación térmica y velocidad de
liberación, que la composición de la atmósfera depende principalmente de la masa
del cuerpo, de su medida y su temperatura, por lo tanto, de su distancia al
Sol.
Tres tipos de forma
Para el sistema solar, aparecen tres tipos de forma. Primero, los cuerpos que no
fueron capaces de conservar una atmósfera apreciable, generalmente a causa de
una baja masa, así pues, de una escasa gravedad. Se trata de Mercurio, la
Luna, Plutón y de todos satélites del sistema solar, con la excepción notable de
Titán.
A continuación, los cuerpos muy masivos capaces de retener todos los tipos de
gas, en particular el hidrógeno y el helio: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Finalmente, el caso más interesante, el de los planetas o satélites que tengan o
una masa intermedia o una temperatura muy baja: Venus, la Tierra, Marte y Titán.
Estos cuatro cuerpos perdieron el hidrógeno y el helio, pero consiguieron
retener gases más pesados como el dióxido de carbono o el vapor de agua.
Las atmósferas de Venus, Marte y la Tierra encuentran su origen en el mismo
fenómeno, la desgasificación volcánica, por la cual los gases aprisionados en
las rocas durante la formación del planeta son progresivamente liberados a
través de erupciones volcánicas.
Los tres principales gases involucrados son el vapor de agua (H2O), el dióxido de
carbono (CO2) y el dióxido de azufre (SO2). Pero aunque las tres atmósferas
hayan nacido del mismo mecanismo, divergieron rápidamente y dieron origen a
condiciones muy diferentes, un infierno de CO2 a una temperatura de 460 grados
sobre Venus, una atmósfera de CO2 muy ligera sobre Marte, y un un medio ambiente
sobre la Tierra marcado por la presencia de la vida.
Un caso único: titán
Aparte de Venus, la Tierra, Marte y los planetas gigantes, Titán es el único cuerpo
del sistema solar que posee una atmósfera significativa. Se compone
principalmente por nitrógeno, y también una proporción de metano.
El nitrógeno proviene de la destrucción, bajo el efecto de los rayos
ultravioletas del Sol, de moléculas de amoníaco (NH3), un compuesto abundante en
las regiones externas del sistema solar.
La presencia de metano es más misteriosa. Este gas debería desaparecer en una
decena de millones de años si no se renovara permanentemente. Debe, pues, existir
una fuente de metano dentro del planeta , y este es uno de los temas de estudio
de la misión Cassini-Huygens. |