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Neptuno
El planeta Neptuno recorre su órbita a 4495 mil millones de kilómetros, es
decir, 30 unidades astronómicas del Sol, lo que lo hace el más lejano de los
planetas del sistema solar (Plutón no compite más desde que ha sido degradado al
rango de planeta enano). A causa de esta distancia, el planeta tiene un período
muy largo de revolución: 165 años terrestres.
El diámetro de Neptuno es de cerca de 49.500 kilómetros, ligeramente inferior al
de Urano, pero, sin embargo, cuatro veces el de la Tierra. Neptuno tiene, por el
contrario, una masa superior a Urano, alrededor de 17 veces la masa de la Tierra.
El planeta está esencialmente constituido de hidrógeno y helio. Contiene un
enorme núcleo de roca líquida, agua, amoniaco y metano que representa los dos
tercios del diámetro. El tercio externo está compuesto de hidrógeno, helio, agua
y metano.
Neptuno fotografiado en 1989 por la sonda Voyager 2 a una distancia de varios
millones de kilómetros. Percibimos nubes blancas de alta altitud, así como una
mancha sombría debida a un tipo de huracán. Crédito:
JPL / NASA
La superficie externa de Neptuno está constituida de espesas capas nubladas, y
aparece azul a causa de la presencia de metano. Estas nubes se desplazan a
velocidades que pueden llegar hasta 2000 kilómetros a la hora, una velocidad
récord para el sistema solar.
Rompiendo la monotonía, se encuentran también largas nubes blancas compuestas de
cristales de hielo de metano, así como grandes manchas azules debidas a
huracanes similares a los de Júpiter.
Satélites y anillos
Neptuno posee al menos 13 satélites. El más interesante de estos satélites es
Tritón, el único en ser suficientemente masivo para haber alcanzado una forma
esférica. Posee un diámetro de 2700 kilómetros y está rodeado de una atmósfera
tenue rica en nitrógeno con rastros de metano.
La sonda Voyager 2 midió allí, en 1.989, la temperatura más baja jamás observada
sobre un cuerpo del sistema solar: -236 grados Celsius. Su superficie recubierta
de hielo de nitrógeno es muy compleja, con algunas formaciones que se asemejan a
géiseres, y que pueden expulsar nitrógeno hasta una altitud de 8 kilómetros.
Tritón se desplaza sobre una órbita retrógrada, es decir, en dirección opuesta a
la rotación de Neptuno, lo que es muy inusual. La explicación más plausible
consiste en decir que Tritón no se formó en el mismo lugar que Neptuno, pero
probablemente ha sido capturado por la atracción gravitacional del planeta en un
pasado remoto.
Las observaciones muestran también que el satélite se acerca inexorablemente a
Neptuno bajo el efecto de las fuerzas de marea. Debería un día estallar y dar
origen a un magnífico anillo alrededor del planeta.
Un mosaico de imágenes del satélite Tritón obtenidas por la sonda Voyager 2
durante su sobrevuelo en agosto de 1989. Crédito:
NASA / JPL
Tengamos en cuenta aún que Neptuno se rodea de una serie de anillos muy finos,
probablemente compuestos de polvo. Estos anillos son irregulares y presentan
partes más densas que les dan aspecto de arcos. Los primeros se detectaron desde
la Tierra en ocultaciones estelares en los años ochenta; otros se descubrieron
por la sonda Voyager 2, en 1989.
Descubrimiento
Neptuno fue el primer objeto astronómico descubierto por el cálculo en vez de
por observaciones al azar. Los largos estudios del movimiento de Urano
habían mostrado que este planeta debía estar sometido a perturbaciones
gravitacionales provocadas por un cuerpo no identificado.
Los astrónomos franceses Urbain Le Verrier y el inglés John Couch Adams
utilizaron independientemente las leyes de la mecánica celeste para estimar la
posición de este cuerpo. El astrónomo alemán Johann Gottfried Galle empezó las
observaciones en la posición indicada por Le Verrier y fue la primera persona en
observar Neptuno en el lugar previsto, el 23 de septiembre de 1846, un triunfo
para la mecánica celeste. |