Situada sobre una escarpadura en la cuenca superior del Tigris, formando parte
del llamado "Creciente Fértil", la villa fortificada de Diyarbakir y su paisaje
asociado han conocido numerosas culturas a lo largo de los siglos. El sitio fue
un importante centro desde los periodos helénico, romano, sasánida y bizantino y
después otomano e islámico hasta nuestros días. El bien comprende la colina de
Amida, llamada İçkale (castillo inferior), las murallas de Diyarbakir de una
longitud de 5.800 m -con sus numerosas torres, puertas, contrafuertes y 63
inscripciones que datan periodos diferentes de la historia- y los jardines
fértiles del Hevsel -que unen la villa al río Tigris y aprovisionan la ciudad de
comida y agua. (UNESCO/BPI) |