La Torre de Londres es, oficialmente, el
Palacio real y fortaleza de Su Majestad, aunque el último gobernante que residió
en ella fue Jacobo I (1566-1625).
La Torre Blanca, el edificio cuadrado con torretas en cada esquina que le dio el
nombre al conjunto, está actualmente en el centro de un complejo de diversos
edificios al lado del río Támesis en Londres. El complejo ha sido utilizado como
fortaleza, armería, almacén del tesoro, palacio, palacio de detención,
observatorio, refugio y prisión, especialmente para prisioneros de "clase alta".
Este último uso convirtió la frase "enviar a la Torre" en sinónimo de "entrar en
prisión". La reina Isabel I estuvo prisionera aquí durante el reinado de su
hermana María; la última vez que la Torre se utilizó como prisión fue durante la
Segunda Guerra Mundial para Rudolf Hess.
La Torre de Londres fue declarada en 1988 Patrimonio de la Humanidad por la
Unesco, por tratarse de una fortaleza del medioevo normando excepcionalmente
bien conservada y por su significación como centro de poder ininterrumpido
durante siglos y siglos de historia británica y europea.
Historia
La primera fortificación conocida en el sitio fue una romana que Claudio
construyó para proteger la ciudad de Londinium.
En 1066 invadió Inglaterra el duque Guillermo de Normandía, quien, con el fin de
intimidar a sus enemigos anglosajones, levantó una serie de castillos. Ubicó en
Londres el más importante, que originalmente no era más que un fuerte de madera
situado dentro del ángulo suroriental de las antiguas murallas romanas.
En 1078 ordenó la construcción de la Torre Blanca, tanto para proteger a los
normandos de la población de Londres como para proteger Londres de cualquier
enemigo. Sus enormes dimensiones atemorizaban a los lugareños, pues tenía una
planta cuadrangular de 32 por 36 metros y una altura de 27. Los primitivos
fuertes existentes, incluido el romano, eran edificios construidos en madera,
pero Guillermo ordenó que la Torre se construyera con piedras traídas
especialmente desde Francia. Cuando la mandó pintar con cal un rey posterior,
llegó a conocerse como la torre Blanca.
Los monarcas subsiguientes agregaron torreones de diversos tamaños, dos enormes
cercos de piedra y un profundo foso, lo que convirtió a la ciudadela en una de
las más inexpugnables de Europa. En ocasiones, los propios soberanos tuvieron
que refugiarse en ella huyendo de sus súbditos rebeldes. Durante las guerras
civiles, la conquista de este bastión, símbolo de poder y autoridad, señalaba la
victoria de uno u otro bando. En épocas de paz, la Torre era el punto de partida
de los solemnes cortejos de coronación. Cuando la corte residía en sus
ornamentadas cámaras palaciegas, el rey y su círculo agasajaban a sus amistades
con fastuosos banquetes, un trato muy distinto al que se dispensaba a los
enemigos del soberano.
Fue el rey Ricardo Corazón de León quien construyó el foso alrededor del edifico
y lo llenó con agua del Támesis. El foso no fue demasiado efectivo hasta que
Enrique III lo reconstruyó siguiendo una técnica holandesa (en 1830 el foso fue
drenado y se encontraron huesos humanos en el fondo).
Cárcel real
En el año 1100 llegó a este reducto el primer recluso del que hay constancia. No
era una cárcel cualquiera, pues se reservaba para personajes de alto rango y
relevancia, entre quienes figuran reyes derrotados de Escocia y Francia, así
como aristócratas y clérigos caídos en desgracia o convictos de traición. A
veces fue escenario de ejecuciones e incluso asesinatos, como los de Enrique VI,
Eduardo V —de 12 años de edad— y el hermano menor de éste.
Los prisioneros eran ubicados donde hubiera espacio. Mientras que algunos tenían
poca libertad de movimiento, a otros se les permitía deambular por todo el
complejo. Así mismo, las condenas que cumplían podían ser breves o largas.
William Penn, el posterior fundador de la colonia americana de Pensilvania,
soportó ocho meses de reclusión por sus convicciones religiosas. Sin embargo, el
duque Carlos de Orleans, sobrino del rey de Francia, fue derrotado en una
batalla y pasó veinticinco años en custodia intermitente hasta que se pagó un
exorbitante rescate por él. De igual modo, el cortesano, explorador y escritor
sir Walter Raleigh soportó trece largos años, durante los cuales escribió su
historia universal, titulada History of the World, y luego salió en libertad
temporal para ser finalmente ajusticiado.
El heredero de Enrique VIII, su joven hijo Eduardo VI (también anglicano),
prosiguió tras su coronación con las brutales purgas. Seis años más tarde murió
y fue sucedido por María Tudor (católica fervorosa, a diferencia de Enrique VIII,
su padre), la cual decapitó sin dilación a lady Jane Grey —de 16 años— y a su
joven marido, títeres en la lucha por el poder. Isabel, hermana de padre de
María, pasó muchas semanas de inquietud en la Torre antes de su liberación. Sin
embargo, acabó convertida en reina, y encarceló y aplicó la pena capital a sus
oponentes.
La mayoría de los criminales comunes eran ejecutados en sitios públicos como el
cadalso de la cercana Colina de la Torre, a la vista de multitudes
alborotadoras. También se hicieron públicas las ejecuciones de algunas
personalidades de clase alta como Tomás Moro. Sin embargo, los nobles y, sobre
todo, las mujeres, eran ejecutados de forma privada en la Torre Verde, en el
interior del complejo, y enterrados en la Capilla Real de San Pedro ad Vincula.
Algunos de los nobles ejecutados en el exterior de la Torre están enterrados
también en esta capilla.
Algunos de los ejecutados en la Torre acusados de traición:
William Hastings, barón de Hasting (1483)
Tomás Moro, (1535)
Ana Bolena, reina consorte (1536)
Margaret Pole, condesa de Salisbury (1541)
Jane Boleyn, vizcondesa de Rochford (1542)
Catalina Howard, reina consorte (1542)
Jane Grey, reina (1554)
Robert Devereux, conde de Essex (1601)
La leyenda dice que se puede ver a Ana Bolena, ejecutada por traición al rey
Enrique VIII, pasear por la Torre con su cabeza bajo el brazo.
El uso militar de la Torre como fortificación se volvió obsoleta con la
introducción de la artillería. Sin embrago, la Torre sirvió como cuartel general
del departamento de armamento británico hasta 1855. Durante la Primera Guerra
Mundial once espías alemanes estuvieron prisioneros en la Torre. En 1941 el
ayudante de Hitler, Rudolf Hess, permaneció encerrado en la Torre durante cuatro
días.
Casa de fieras
En el siglo XIII se estableció en la Torre una casa de fieras, probablemente en
los inicios de 1204 durante el reinado de Juan I y posiblemente, con animales
procedentes de una antigua casa de fieras establecida en 1125 por el rey Enrique
I en su palacio cerca de Woodstock. La colección de animales se abrió algunas
veces al público durante el reinado de Isabel I. En 1804 la colección se abrió
al público de forma regular. Aquí fue donde el poeta William Blake vio al tigre
que inspiró su poema. Los animales se trasladaron al nuevo zoológico de Londres
en 1828. Aún se conserva una puerta con el nombre de puerta del león en honor a
los animales que un día residieron en ella.
Actualidad
Hoy la Torre es básicamente una atracción turística. Además de los edificios se
pueden ver las Joyas de la Corona Británica, una colección de armaduras reales y
restos de la muralla romana.
El control de la Torre corre a cargo de los Alabarderos, conocidos popularmente
como Beefeaters, que actúan como guías turísticos siendo ellos mismos una
atracción. Cada tarde los guardias participan en la ceremonia de las llaves que
asegura la Torre durante la noche.
Según manda una antigua tradición, si los seis cuervos que se mantienen en la
Torre desaparecieran algún día, se caería la Torre, y con ella la monarquía. |