Siracusa (Sarausa en siciliano)
ciudad de Italia, situada en la costa sudeste de la isla de Sicilia, en el
Mediterráneo central.
Geografía
Actualmente, la ciudad cuenta con una población de 124.391 habitantes, con
numerosos lugares de interés histórico, como los restos del anfiteatro (con un
aforo para 15.000 espectadores) y la ciudadela de Dionisio II. Otras poblaciones
de interés cercanas son Catania, Noto, Modica y Ragusa.
Inicios
Fue la segunda colonia griega establecida en la isla después de Naxos. Fue una
colonia corintia fundada por Arquías, hijo de Evágetes, de la familia de los
baquiadas, originario de Corinto, que se tuvo que expatriar. La fundación fue el
año 734 a. C. y se inició en la isla de Ortigia (Ortygia). La llamaron Sirako
("pantano"). Existe otra teoría que afirma que el nombre no es de procedencia
griega sino fenicia, cuya traducción aproximada sería "roca de las gaviotas".
La ciudad fue consagrada a Artemisa (uno de sus sobrenombres era Ortigia) y tomó
el nombre de una laguna o marisma que se llamaba Syraco (nombre indígena), en
los alrededores.
Fue la ciudad donde nació y murió Arquímedes, ingeniero y matemático. Arquímedes
era hijo del astrónomo Fidias.
Pronto adquirió prosperidad y fundó colonias: Acres (Acrae) en el 664 a. C.,
Casmenes (Casmenae) el 644 a. C., y Camarina en el 599 a. C. Esta última fue
destruida sólo 46 años después de su fundación.
Tucídides dice que el 648 a. C. fue expulsado de la ciudad un grupo conocido
como los milétidas (myletidae) que se exiliaron y fundaron Hímera. También
Aristóteles habla de disputas internas, pero no se puede establecer a qué época
pertenecen.
Siglos VI y V a. C.
En el siglo VI a. C. gobernaba la oligarquía dirigida por los gamori o geomori,
supuestos descendientes de los colonos originales. Conservaron el poder hasta el
486 a. C. cuando estalló una revuelta democrática y los gamori se retiraron a
Casmenes. La revuelta llevó después a una nueva revuelta; el tirano de Gela
Hipócrates de Gela derrotó a los siracusanos en una gran batalla en el río
Heloros, y ocupó la ciudad, pero por la intervención de Corinto y de Corcira se
estableció una paz equitativa. Gelón de Gela abrazó el partido de los exiliados
y conjuntamente con ellos ocupó Siracusa y restableció el gobierno de los gamori,
pero Gelón era el amo auténtico y pronto fue reconocido como tirano de Siracusa
(485 a. C.).
No fue Siracusa la que sometió a Gela, si no que Gelón estableció su capital en
Siracusa y dedicó sus energías, descuidando Gela. La mitad de los ciudadanos de
Gela y todos los de Camarina fueron trasladados a Siracusa y recibieron la
ciudadanía. Después ocupó la ciudad de Megara Hyblaea y la ciudad de Eubea y
trasladó a todos los ciudadanos importantes de estas ciudades a Siracusa. Así
ésta se convirtió en la primera ciudad de Sicilia, que antes era Gela. La ciudad
se amplió hacia Acradina (llamada ciudad exterior) mientras Ortigia era llamada
ciudad interior o la isla.
Bajo Gelón I (485-478 a. C.) y su sucesor Hierón I (478-467 a. C.) la ciudad
prosperó. Después de Hierón, su hermano Trasíbulo fue derrocado por una revuelta
popular (465 a. C.) que estableció un gobierno republicano democrático.
Muy pronto Siracusa se extendió sobre tierra firme y fundó a su vez otras
colonias; bajo el mando de Hierón I, venció a los etruscos en Cumas (474 a. C.).
Las luchas entre los antiguos ciudadanos y los nuevos llevados por Gelón fueron
el orden del día hasta que los nuevos ciudadanos se retiraron a Messana. En esta
época Siracusa logró su máxima riqueza.
La expedición ateniense
En el 415 a. C. se produjo la expedición ateniense a la isla. Los atenienses
atacaron a Siracusa y obtuvieron una victoria en el puerto grande, pero después
Nicias no reemprendió el avance y se retiró a pasar el invierno en Catania. La
primavera siguiente (414 a. C.) los atenienses desembarcaron en Leon, al norte
de la ciudad, donde establecieron su base. Las fuerzas de tierra avanzaron y
ocuparon Epípolas (Epipolae) y siguieron hacia Labdalum donde se estableció una
guarnición. Continuaron hacia Sice (Συκῆ) y comenzaron el asedio. Las murallas
defensivas establecidas por los siracusanos fueron destruidas por los
atenienses; la flota ateniense se estableció en el puerto grande, pero el
espartano Gilipo, con las fuerzas lacedemonias que venían en ayuda de la ciudad
pudo entrar en Siracusa antes de que los atenienses pudieran completar el sitio.
Gilipo sorprendió a la flota ateniense en Labdalum y cortó las comunicaciones
entre los asediadores y la flota.
Nicias se dió cuenta que no podría tomar la ciudad y pidió refuerzos; los
espartanos recuperaron algunos de los muros erigidos por los atenienses y
consiguieron que la flota ateniense del puerto grande no pudiese ser abastecida.
Dicha flota fue atacada y los atenienses habrían sido rechazados si no hubieran
llegado Demóstenes y Eurimedonte con una flota de refuerzo. Demóstenes intentó
recuperar posiciones clave (en Epipolae) pero ya habían sido reforzadas por
Gilipo. El ataque de Demóstenes consiguió conquistar el fuerte de Euríalo, pero
fue rechazado en los otros frentes con fuertes pérdidas. Demóstenes consideró el
fracaso como definitivo y decidió abandonar el asedio, pero Nicias impuso la
continuación; finalmente cuando se decidió la retirada se había perdido mucho
tiempo y los siracusanos ya habían pasado a la ofensiva y ahora estaban haciendo
movimientos para envolver a los atenienses; la flota ateniense del puerto grande
fue atacada y parcialmente destruida; un intento de contraataque ateniense
fracasó y la flota ateniense fue prácticamente destruida.
Ya sólo quedaba una rápida retirada abandonando todas las posiciones. El
ejército ateniense se retiró al valle del Anapos, pero cuando llegó al paso de
la roca Acrea, se encontraron con un contingente siracusano que les impidió
seguir. Entonces los atenienses se dirigieron hacia el Heloros y después de
forzar el paso por los ríos Cacyparis y Erineos, tuvieron muchas bajas y
llegaron al Asinaro donde hubieron de deponer las armas delante de los
siracusanos. Siete mil atenienses fueron hechos prisioneros. Los siracusanos
erigieron en el río un trofeo conmemorando la victoria, y se estableció un
festival llamado Asinaria.
Fines del Siglo V y siglo IV a. C.
Pocos años después aparecieron los cartagineses que venían en ayuda de Segesta
atacada por Selinunte. Selinunte e Hímera fueron destruidas (410 a. C.) y en una
segunda expedición lo fue Agrigento (406 a. C.). Los cartagineses esperaban
ahora hacerse los amos de toda la isla. Un joven de Siracusa, Dionisio, después
llamado el Viejo, aprovechó la alarma y se hizo con la tiranía (405 a. C.).
Dionisio I gobernó 38 años (405-367 a. C.). Bajo Dionisio, la isla Ortigia se
convirtió en una gran fortaleza, dentro de la cual había una acrópolis en el
interior de la zona conocida por Pentápila, donde fijó su residencia. En la
guerra del 397 a. C. contra los cartagineses el tirano siracusano llegó hasta la
parte oeste de la isla, pero después se hubo de retirar detrás de las murallas
de su ciudad. El general Himilcón se apoderó del puerto y de los suburbios y
asoló los alrededores de la ciudad. Los cartagineses se tuvieron que retirar de
Siracusa a causa de una epidemia de peste y tuvieron muchas bajas y enseguida
Dionisio atacó a los asediadores, destruyó buena parte de su flota y obligó a
Himilcón a la retirada con un tratado secreto que le permitía la retirada con
seguridad, pero había de dejar abandonados a los mercenarios y a los aliados.
A Dionisio el viejo le sucedió su hijo Dionisio el Joven (367-357 a. C.). Cuando
los siracusanos se rebelaron y abrieron las puertas a Dión, Ortigia permaneció
en manos de Dionisio. Dión hubo de bloquear la fortaleza (357-356 a. C.).
Apolócrates, hijo de Dionisio, hubo de rendirse al cabo de un año por hambre.
Contra lo que se esperaba Dión no restableció la democracia. Dión fue apartado
del poder por su oficial Calipo (354-352 a. C.) y le siguieron Hiparino y Areteo
(352-350 a. C.) y Niseo (350-346 a. C.), todos establecidos en Ortigia. En el
347 a. C. la ciudad acogió a Dionisio el Joven, pero entonces en la ciudad se
hizo con el poder Hicetes I con la ayuda de la flota cartaginesa, que asedió
Ortigia. En el 344 a. C. la ciudad acogió al exiliado Timoleón que con un poco
más de un millar de exiliados había comenzado una revolución democrática.
Dionisio le entregó Ortigia, pero dejó la ciudadela a Neón como gobernador y
éste en una salida inesperada se hizo amo de parte de la ciudad. Timoleón pasó
al contraataque y recuperó la ciudad y después la fortaleza, que demolió y en su
lugar construyó el palacio de justicia.
Timoleón llevó nuevos colonos de Corinto y otros lugares, restauró la democracia
y la forma republicana, restableció las leyes de Diodes (establecidas después
del 413 a. C.) y se estableció una magistratura anual honorífica bajo el nombre
de "Anfipolos del Joven olímpico" (que daba nombre al año como los arcontes de
Atenas).
Siglo III a. C.
Después del restablecimiento de la libertad, la prosperidad volvió a la ciudad.
En el 317 a. C. se hizo con el poder el déspota Agatocles, que gobernó hasta el
289 a. C. Agatocles hizo numerosas obras y construyó edificios en Siracusa.
Durante su ausencia cuando fue a luchar a África (310-307 a. C.), el cartaginés
Amílcar atacó la ciudad, pero no consiguió nada y finalmente fue hecho
prisionero en un ataque nocturno y ejecutado.
A la muerte del tirano se restableció la república, pero pronto cayó en manos de
Hicetes II y después de jefes militares: Toinón (280 a. C.), Sosístratos
(280-277 a. C.) y Pirro de Epiro (277-275 a. C.). A la salida del último de la
isla, el poder fue confiado a Hierón II, hijo de Hierocles, primero como general
y autocrator y más tarde como rey (270 a. C.). Gobernó hasta el 215 a. C. en
buena parte con su hijo Gelón II como asociado al gobierno. Fue un gobierno
moderado y poco represivo, y en general pacífico. Era primero aliado de Cartago,
pero después de las primeras derrotas, el 263 a. C. se alió con Roma y
permaneció fiel a esta alianza. Roma le reconoció como rey de Siracusa con las
dependencias de 'Acrae, Helorus, Netum, Megara Hyblaea, Leontino y Tauromenium.
La paz de su reinado hizo volver la prosperidad. Su legislación (Lex Hieronica)
se extendió más tarde a toda Sicilia y fue reconocida por los romanos.
A su muerte en el 215 a. C., como su hijo Gelón II había muerto un poco antes,
le sucedió su nieto Hierónimo que se declaró favorable a Cartago. Hierónimo fue
asesinado en el 214 a. C. pero sus sucesores, los generales Adranodoros (214-212
a. C.), Hipócrates (213-212 aC) y Epícides (213-212 a. C.) continuaron siendo
partidarios de Cartago.
En el 214 a. C. M. Claudio Marcelo se presentó ante la ciudad con el ejército
romano, y se le cerraron las puertas. Marcelo inició el asedio. La flota romana
garantizaba a Marcelo el dominio del mar, pero los ataques por tierra no tenían
demasiado éxito. Arquímedes, un inventor de la ciudad, probó numerosos aparatos
de defensa, como el fuego griego, que destruyó parte de la flota romana, y
rechazaron los ataques por tierra. Marcelo hubo de abandonar el asedio y
establecer el bloqueo. En el 213 a. C. los cartagineses pudieron romper el
bloqueo de la ciudad por mar y llevar suministros. En la primavera del 212 a. C.
un accidente fortuito permitió a los romanos escalar las murallas de noche en el
lugar llamado Portus Trogiliorum y poder dominar una zona de los alrededores
incluyendo los barrios de Tycha y Neápolis, pero el fuerte de Euríalo aún
defendía la ciudad hasta que finalmente el comandante de la guarnición, Filodemo,
se rindió. Así el bloqueo se hizo más duro. Los cartagineses hicieron un
esfuerzo para levantar el asedio y un ejército dirigido por Himilcón e
Hipócrates atacó a los romanos, mientras una flota dirigida por Bomílcar ocupaba
el puerto grande, mientras Epícides hacía una salida contra las líneas de
Marcelo. Pero los ataques fueron finalmente rechazados por todas partes.
Hipócrates e Himilcón murieron a causa de una epidemia de peste y también buena
parte de las tropas cartaginesas y siracusanas. Bomílcar dejó el puerto
oficialmente para ir a buscar refuerzos a Cartago, y no volvió. Epícides se
retiró a Agrigento y dejó la ciudad bajo el mando del jefe de los mercenarios,
Mericus, un hispano que rápidamente se rindió a Marcelo. Ya sólo resistía
Ortigia. Los romanos ocuparon la ciudad y Marcelo la dio al saqueo de sus
hombres excepto las riquezas que interesaban a los romanos. Arquímedes murió
accidentalmente asesinado por un legionario romano que no lo reconoció. Ortigia
se rindió.
Probablemente, el primer asentamiento se produjera en la península de Ortigia,
unida mediante un istmo a la isla. Desde este enclave se facilitaba la defensa.
La ciudad contaba con dos puertos: uno al norte, el Lakios, y otro al sur.
Los colonos vieron que la tierra era fértil y que las tribus nativas sículas
toleraban su presencia. La ciudad creció y prosperó, llegando a ser la más
importante ciudad-estado griega entre las existentes en Sicilia. Incluso durante
un tiempo, bajo el reinado de Dionisio I, llegó a ser uno de los estados más
poderosos del Mediterráneo occidental.
Tras varios siglos de enfrentamientos contra Cartago, se alió con Roma en la
Primera Guerra Púnica, bajo el gobierno de Hierón II. Sin embargo, a la muerte
de Hierón II, y en el marco de la Segunda Guerra Púnica, la ciudad-estado cambió
su política de alianzas, apoyando a Cartago. Este apoyo le valió el ataque de
las fuerzas romanas, que tras un largo asedio (en el que Arquímedes defendió su
ciudad natal con sus ingenios), consiguieron tomar la ciudad en el 212 a. C.
De esa forma, Siracusa pasó a formar parte de la provincia romana de Sicilia,
acabando así su época como estado independiente y uniendo su destino al de Roma.
Siracusa fue incorporada a la provincia romana de Sicilia y quedó como municipio
ordinario. Fue la residencia habitual de los pretores de Sicilia y de uno de los
dos cuestores. Cicerón la menciona como "la más grande de las ciudades griegas y
la más bella de todas las ciudades". Las exacciones de Verres (73-70 a. C.) y
las de Sexto Pompeyo (39-36 a. C.) la llevaron otra vez a la prosperidad y
Augusto envió allí una colonia (21 a. C.).
De la época romana hasta el fin de la Edad Media
A la caída del Imperio romano pronto pasó a los ostrogodos con el resto de la
isla hasta que Belisario la recuperó en el 535, y permaneció en manos bizantinas
hasta el siglo IX cuando pasó a manos de los árabes. ExceptoTauromenium,
Siracusa fue la última ciudad en ser ocupada por los árabes, que entraron allí
en el 878 después de un asedio de 9 meses. Los habitantes fueron asesinados, las
fortificaciones destruidas y la ciudad incendiada.
En el 1038, el general bizantino Jorge Maniaces reconquista Siracusa, y envió
las reliquias de Santa Lucía a Constantinopla. La perdió en el 1043. El castillo
epónimo en el cabo de Ortigia lleva su nombre, aunque fue construido bajo el
gobierno Hohenstaufen. En el 1060, Roberto Guiscardo, el normando comenzó la
conquista de Sicilia por su cuenta y la ocupó en el 1085, tras un largo verano
de asedio por Rogelio I de Sicilia y su hijo Jordan def Hauteville. Nuevos
bariios fueron construidos y la catedral fue restaurada, como otras iglesias.
En 1194, Enrique VIde Suabia ocupó Siracusa.
Tras el corto periodo de gobierno genoves 1205=1220, que favoreció el auge del
comercio, Siracusa fue conquistada por Federico II . Comenzó la construcción del
Castello Maniace, el palacio obispal y el palacio Bellomo. La ciudad así como el
conjunto de la isla recuperan la prosperidad. A la muerte de Federico siguió un
periodo de anarquía feudal.
En el siglo XIII, los siracusanos reciben privilegios de parte de los príncipes
aragoneses en recompensa por su apoyo contra los angevinos, que llevó a su
derrota en 1298. La preeminencia de la familias baronales es también atestiguada
por la construcción de los palacios de Abela, Chiaramonte, Nava, Montalto.
Bajo el reinado de la Dinastía de Trinacria originaria de la Casa de Aragón, que
se inició con Federico III, se la denominaba Saragossa de Sicília en catalán
(Zaragoza de Sicilia, literalmente).
Principales lugares de interés
«Siracusa y la
necrópolis rocosa de Pantalica» fueron declaradas patrimonio de la Humanidad
por la Unesco en el año 2005. De estos dos elementos, la parte que corresponde a
Siracusa se concentra en la ciudad antigua, fundada por los corintios como Ortygia:
Código |
Nombre |
1200-002 |
Epipolae, Achradina, Tique y Neápolis,
castillo de Euríalo, fortificaciones dionisias y la zona de Scala Greca. |
1200-003 |
Ortygia |
El código UNESCO 1200-001 se
corresponde con la necrópolis de Pantalica, que queda al noroeste de estas otras
dos zonas.
Antiguos edificios
Neápolis es históricamente definido como un «barrio nuevo» de la antigua polis
griega, que se desarrolló urbanísticamente de manera desordenada. Actualmente se
puede identificar como el barrio económico y comercial más importante de la
ciudad de Siracusa, con muchas oficinas y negocios. En este barrio se encuentran
la zona arqueológica de la Neápolis, que comprende los siguientes monumentos:
El teatro griego, cuya cávea es una de las más grandes construidas por los
antiguos griegos: tiene 67 filas, divididas en 9 secciones con 8 pasillos. Sólo
quedan rastros de la escena y de la orchestra. El edificio (aún usado hoy) fue
modificado por los romanos, que lo adaptaron a su estilo de espectáculos,
incluyendo también juegos circenses.
Cerca del teatro están la latomías, canteras de piedra, usadas como prisión en
la antigüedad. La más famosa latomía es el llamado Orecchio di
Dionisio («Oreja
de Dionisio»). Otra es la Latomia del Paradiso.
El anfiteatro romano, de época imperial. Está parcialmente excavado en la roca.
En el centro del área hay un espacio rectangular que fue usado para la
maquinaria escénica.
Ara di Ierone (altar de Hierón)
Arco augusteo (Arco de Augusto)
Otros restos de la Antigüedad clásica en Siracusa se encuentran en la isla de
Ortigia, como:
la Fuente de Aretusa. Según una leyenda, la ninfa Arethusa, cazada por Alfeo, se
refugió aquí.
El Templo de Apolo, adaptado en iglesia en época bizantina y en mezquita bajo
gobierno árabe.
El Templo de Zeus Olímpico, a unos 3 km de la ciudad, construido sobre el siglo
VI a. C.
Finalmente, en la necrópolis Groticelli se encuentra la llamada Tumba de
Arquímedes, decorada con dos columnas dóricas, y tratándose en realidad de una
tumba romana. |