Esta
necrópolis, compuesta de una serie de catacumbas, se desarrolló a partir del
siglo II d.C. como principal lugar de sepultura judía a las afueras de
Jerusalén, después del fracaso de la segunda revuelta judía contra la dominación
romana. Situadas al sureste de Haifa, estas catacumbas constituyen un tesoro de
obras de arte e inscripciones en griego, arameo y hebreo. Se trata de un
testimonio único subre el judaísmo antiguo bajo la dirección de Rabbi Juda el
Patriarca, a quien se le atribuye la renovación judía después del año 135 d.C.
(UNESCO/BPI) |