La Ciudad Blanca se refiere a un conjunto de más de 4.000 edificios
de la Bauhaus o en estilo internacional construidos en Tel Aviv desde los años
treinta por arquitectos judíos alemanes que emigraron al Mandato británico en
Palestina después de la toma del poder por los Nazis. Tel Aviv tiene el mayor número de edificios en este estilo
que ninguna otra ciudad del mundo. En 2003, la Unesco proclamó la Ciudad Blanca
de Tel Aviv como un lugar Patrimonio de la Humanidad, como «un ejemplo
sobresaliente del planeamiento de una nueva ciudad y su arquitectura a
principios del siglo XX». La cita reconoce la adaptación única de las tendencias
arquitectónicas internacionales modernas a las tradiciones locales, climáticas y
culturales de la ciudad.
Trasfondo histórico
El concepto de una nueva ciudad jardín, que se llamaría Tel Aviv, fue
desarrollado sobre las dunas de arena de las afueras de Jaffa en 1909. El
urbanista británico Patrick Geddes, que preciamente había trabajado en el
planeamiento de Nueva Delhi, recibió el encargo del primer alcalde de Tel Aviv,
Meir Dizengoff, para que diseñara un plan maestro para la nueva ciudad, Geddes
trabajó desde 1925 hasta 1927 sobre el plan, que fue plenamente aceptado por el
Ayuntamiento. La opinión de las las autoridades del Mandato británico parece que
fue favorable.
Patrick Geddes diseñó las calles y decidió el tamaño de los bloques y su
utilización. Pero no prescribió un estilo arquitectónico concreto para los
edificios de la nueva ciudad. Pero para el año 1933, muchos arquitectos judíos
de la escuela de la Bauhaus en Alemania como Arieh Sharon, que fue cerrada por
los nazis, huyeron al Palestina. Los edificios públicos y residenciales fueron
diseñados por estos arquitectos formados en la Bauhaus, quienes se aprovecharon
de la ausencia de convenciones arquitectónicas previas para poner en práctica
los principios de la Bauhaus. El estilo Bauhaus, con su énfasis en la
funcionalidad y los materiales arquitectónicos asequibles, se percibió como un
ideal en Tel Aviv.
Adaptación al clima local
Sin embargo, la arquitectura tuvo que adaptarse para encajar con las
características del clima desértico y mediterráneo. El blanco y los colores
claros reflejan el calor. Los muros no sólo proporcionan privacidad sino que
además protegen del sol. Amplias zonas de cristal que permiten entrar la luz, un
elemento clave del estilo Bauhaus en Europa, fueron reemplazadas con pequeñas
ventanas retranqueadas que limitan el calor y el resplandor. Largos balcones
estrechos, cada uno sombreado por el balcón que queda encima, permite a los
residentes captar la brisa que sopla desde el mar al oeste. Los tejados
inclinados fueron reemplazados por tejados planos, proporcionando una zona común
donde los residentes podían socializar en el frescor de la tarde.
Más tarde, los edificios se alzaron sobre pilares, que permitieron al viento
soplar por debajo de los apartamentos, así como proporcionar un área de juegos
para los niños.
El estilo de la arquitectura y métodos de construcción usados en los cientos de
nuevos edificios pasaron a definir el carácter de la ciudad moderna. La mayoría
de los edificios eran de hormigón, y en el verano eran insoportablemente cálidos
a pesar de sus rasgos de diseño innovador. Los residentes de Tel Aviv salían a
la calle en las tardes, frecuentando los numerosos parquecillos entre los
edificios y el creciente número de cafeterías, donde podían disfrutar del aire
de la tarde. Esta tradición continúa en la sociedad de café de esta ciudad hoy
en día.
Los bloques de apartamentos proporcionaron una variedad de servicios como
cuidado de niños, servicios postales, almacén y lavandería dentro de los propios
edificios. Además, teniendo una conexión con la tierra se veía como algo
extremadamente importante, así que se animaba a los residentes a cultivar sus
propias hortalizas en una parcela de terreno reservada cerca o detrás del
edificio. Esto creó una sensación de comunidad a los residentes, quienes eran en
su mayoría personas desplazadas de diferentes culturas y orígenes.
Planes de conservación
Muchos edificios de esta época, algunos clásicos arquitectónicos, han sido
descuidados hasta quedar en ruinas, y antes de aprobarse la legislación, algunos
se demolieron. Sin embargo, de los 4.000 edificios originales, algunos se han
reformado y al menos 1.500 más está previsto que se conserven y restauren. |