El Canal del Mediodía (Canal du Midi en
francés, Canal del Miègjorn en occitano) es una vía navegable de Francia que une
el río Garona en Toulouse con el Mar Mediterráneo. Forma junto al Canal lateral
de la Garona (que une Toulouse y Burdeos) el llamado Canal de los dos Mares que
comunica por vía fluvial el Atlántico al Mediterráneo, siendo prolongado en su
origen por el canal del Ródano a Sète.
En el momento de su construcción se le llamó Canal Real del Languedoc, siendo
rebautizado con el nombre actual en 1789 durante la Revolución francesa. Se
trata del canal navegable en funcionamiento más antiguo de Europa.
Construcción del canal
Durante más de quince años, cerca de 12 000 obreros trabajaron en las obras bajo
unas condiciones financieras y laborales que contrariamente al uso de la época
fueron bastante favorables.
El estudio del proyecto fue, sin embargo, complejo y plagado de problemas
técnicos, siendo necesaria la construcción de numerosos puentes de canal y
túneles para salvar la orografía. Aun así, el principal problema fue encontrar y
transportar agua con que rellenar el trazado. Para resolverlo, Riquet puso en
práctica un sistema de colecta conocido como «la rigole» que se abastecía de la
zona montañosa de la Montaña Negra (al sur del Macizo Central) y del Lago de
Saint-Ferréol. El sistema se componía de numerosas acequias que alimentaban un
gran depósito de agua de cerca de 6,5 millones de m³. Esta cantidad excedía las
necesidades del propio canal, permitiendo así asegurar el suministro de agua
incluso en los periodos de sequía.
Posteriormente a su inauguración, el canal sufrió reformas debidas a catástrofes
naturales. En 1744 un muro de contención de 270 m de largo fue construido cerca
de Poilhes (departamento de Hérault) tras el hundimiento de una colina que cegó
el lecho del canal obligando a excavarlo de nuevo. Asimismo, en 1766 una brecha
en el canal provocó la inundación del pueblo de Capestang (mismo departamento),
obligando a más de dos meses de obras para cerrarla.
Curiosamente, el canal no llegó a culminar su misión. Una vez más, el cambiante
contexto económico y político (las tensiones debidas a la guerra con España)
impidieron que la región tuviera el desarrollo económico esperado. Tras
doscientos años de explotación el canal comenzó a sufrir la competencia del
transporte por tren y más tarde por carretera. Su gestión será retomada a
finales del siglo XIX por el Estado, que intentará infructuosamente devolverle
mediante inversiones la competitividad en el transporte de mercancías, si bien
éste cesará definitivamente en la década de los 70, quedando únicamente
destinado al turismo.
Uso y vida del canal
A partir de su puesta en servicio, el canal es utilizado para el transporte de
pasajeros y correo (al igual que las antiguas diligencias los barcos que
recorrían el canal iban equipados de cofres para correo). Los barcos se
propulsaban mediante caballos, que tiraban de ellos siguiendo los caminos
paralelos al curso del agua.
Durante la edad de oro del canal algunos barcos incluían salones de primera
clase donde se servían comidas. El viaje entre Toulouse y Sète duraba unos
cuatro días, tiempo que fue reducido a 32 horas en 1855, cuando se organizó el
relevo cada 10 kilómetros de los caballos que servían de fuerza motriz[1] a los
distintos tipos de embarcaciones.
Dicha fuerza animal supuso, durante la mayor parte de su historia, el elemento
vital para la explotación del canal; es fácil de entender si tenemos en cuenta
que un caballo adulto puede tirar de hasta 120 veces su peso cuando la carga
flota sobre el agua. El uso de animales para tirar de las gabarras se iría
reemplazando durante la década de los 30 por motores.
El récord de actividad mercantil en el canal está registrado en el año 1856,
cuando más 110 millones de toneladas y cerca de 100 000 pasajeros fueron
transportados.
El canal hoy en día
Actualmente el Canal del Midi se utiliza para el turismo, el ocio e incluso como
vivienda. El Estado Francés es el propietario y su gestión se confía al ente
público Voies Navigables de France. El canal registra la quinta parte del
turismo fluvial francés (por encima incluso que el Sena), siendo el 80 % de
quienes lo recorren extranjeros (especialmente alemanes, suizos y británicos).
Una esclusa como la de Fonsénares puede ser cruzada por del orden de 10.000
barcos al año.
Entre las actividades ligadas al canal se encuentran:
el flujo de barcos entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo
el turismo fluvial sobre barcos de alquiler o barcos-restaurante
el remo (en zonas urbanas)
el cicloturismo, patinaje sobre ruedas o el senderismo en sus orillas
en las zonas urbanas numerosas gabarras han sido reconvertidas en viviendas
familiares, salas de espectáculos, comercios, lugares de exposición, etc.
Características
El canal del Midi recorre 241 kilómetros entre Marseillan (en Hérault) y
Toulouse.
Fue considerado por sus contemporáneos como la mayor obra del siglo XVII
Su profundidad media es de 2m y presenta un ancho medio de 20m en la superficie
y 11m en el fondo
Su punto más alto con 189 metros sobre el nivel del mar se registra al paso de
la cima de Seuil de Naurouze. Donde cruza la divisoria de aguas entre las
cuencas atlántica y mediterránea
Actualmente hay alrededor de 60.000 árboles plantados en las orillas del canal.
En su conjunto comprende 328 accidentes, a repartir entre 63 esclusas, 126
puentes, 7 puentes sobre canal y 6 presas. Entre las obras de arte construidas a
lo largo de su recorrido cabe destacar:
la esclusa redonda de Agde;
las esclusas de Fonséranes;
el puente de canal sobre el Orb;
el túnel de Malpas;
el monolito Seuil de Naurouze;
las esclusas de Castelnaudary.
Desde 1996, está incluido en la lista del patrimonio de la humanidad. |