La abadía de Saint-Savin-sur-Gartempe,
románica, comenzada en el siglo XI, se encuentra situada en la comuna francesa
de Saint-Savin del departamento de Vienne, en la antigua provincia del Poitou.
Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1983, pues
alberga un bello conjunto de frescos románicos muy completo, bien conservado y
único en Europa.
Historia
La carta fundacional de la abadía desapareció durante las guerras de religión en
1598, por lo que no se conoce con exactitud la fecha de la fundación.
Según la tradición fue en el siglo V cuando dos hermanos, Sabino (Savin) y
Cipriano (Ciprien), que huían de Macedonia donde eran perseguidos por
cristianos, se reunieron finalmente en las orillas del río Gartempe. Fueron
martirizados y decapitados allí. Sabino fue inhumado por los sacerdotes no lejos
de la villa actual.
Trescientos años más tarde, al encontrarse las reliquias de los dos mártires en
el lugar donde fueron masacrados, Badillus, clérigo del tribunal de Carlomagno,
decidió fundar allí una abadía para conservarlas. San Benito de Aniano aplicó la
regla de san Benito e hizo que se instalaran en el lugar una veintena de monjes.
Nombró como abad a Eudes I, quien hizo construir la primera iglesia carolingia
en el siglo IX.
En 1010 Aumode, condesa de Poitou y de Aquitania, hizo una donación considerable
a la abadía, lo que le permitió construir la actual iglesia abacial. La
construcción y la decoración duraron de 1040 a 1090 bajo la direccón de los
abades Odon y Gervais.
En el siglo XIII, el conde Alfonso de Poitiers, hermano de San Luis, financió la
construcción de los edificios conventuales.
El Guerra de los Cien Años dobló las campanas de la prosperidad del monasterio,
que cambió de manos numerosas veces (ingleses, franceses, el Príncipe Negro).
Durante las guerras de religión, católicos y protestantes se disputaron su
posesión. Fue devastada por los hugonotes en 1562 y 1568 que incendiaron los
establos, los órganos y la carpintería. Luego se nombró a abades laicos, más
preocupados por embolsarse las rentas de la Abadía que de mantener los
edificios. Hacia 1600, uno de estos abades hizo desmontar los edificios, para
vender las piedras. Así desaparecieron en gran parte, los edificios
conventuales, el claustro, construidos a los siglos XII y XIII.
A partir de 1611, uno de estos abades, Henri de Neuchèze, expulsó a los monjes,
y se instaló en la abadía de la que hizo su hogar. Fue expulsado por orden del
rey Luis XIII en 1640.
La instalación de religiosos de la congregación de San Mauro venidos de la
Abadía de Nouaillé puso fin a este largo período de destrucción.
Entre 1640 y 1692, comenzaron la restauración de la abadía y la construcción de
nuevos edificios conventuales con su afiliación a las congregaciones de San
Mauro. Estos monjes contribuyeron a salvar las paredes de la iglesia, pero
también la «modernizaron» sustituyendo los altares y construyendo edificios
monásticos contemporáneos. Durante un siglo la abadía recuperó su primera
función, luego estalló la Revolución francesa y los edificios conventuales
pasaron a ser, alojamientos de profesor, gendarmería, y el claustro fue el
teatro de fiestas revolucionarias.
En 1792, la iglesia abacial se convirtió en iglesia parroquial y los cuatro
últimos monjes abandonaronla abadía.
En 1833, a raíz de una visita del prefecto del departamento, el Sr. Alexis de
Jussieu en el momento en que el alcalde hacía tapar una grieta de la nave y
blanquear la pintura mural, éste dio la señal de alarma ante el primer inspector
general de los monumentos históricos: Sr. Ludovic Vitet. Se tomó entonces
conciencia del valor de Saint-Savin y se emprendió su protección. Próspero
Mérimée, Inspector general de los Monumentos históricos hizo frente a las
restauraciones más urgentes a partir de 1836. En 1840, la iglesia fue
considerado monumento protegido y se emprendieron numerosas restauraciones para
eliminar el agua del edificio y de esta manera, parar la degradación de las
pinturas. Por ello gracias a Mérimée, en 1849, se dio por temporalmente salvada.
Más recientemente en los años sesenta, se efectuaron algunas restauraciones,
sobre la bóveda de la nave y sus pinturas. |