La ciudad de Assur (también Asshur o Ashur),
situada en la orilla del Tigris, fue originariamente una colonia de Babilonia y
posteriormente se convirtió en la primera capital de Asiria (hasta 879 a. C.),
estado al cual dio nombre. Los primeros testimonios de su existencia datan del
tercer milenio adC. Fue tomada por los medos en 614 a. C., siendo completamente
destruida.
Sus ruinas se encuentran actualmente en al-Charquāṭ (Iraq). La Unesco declaró
Assur Patrimonio de la Humanidad en 2003 y la incluyó en la Lista del Patrimonio
de la Humanidad en peligro.
Historia
Assur en el III milenio adC
Las excavaciones arqueológicas han demostrado que el lugar estaba ocupado a
mediados del III milenio adC, durante el período sumerio, antes del surgimiento
del Imperio Asirio. Los restos más antiguos de la ciudad fueron descubiertos en
los cimientos del templo de Ishtar y en el Antiguo Palacio. Durante el Imperio
Acadio, la ciudad fue gobernada por reyes nativos de Acadia. Durante el llamado
Renacimiento Sumerio, el gobierno de la ciudad fue desempeñado por un gobernador
sumerio.
Assur en el Imperio Asirio antiguo y medio
En la época en que la dinastía neosumeria de Ur-III fue destruida por los
elamitas, en 2004 a. C., los príncipes locales, incluidos los de Assur, se
habían sacudido el yugo extranjero. Assur se transformó rápidamente en un
importante centro comercial, y las rutas comerciales comunicaban la ciudad con
Anatolia, donde los mercaderes de Assur establecieron colonias comerciales.
Estas colonias se denominaban kârum, y comerciaban principalmente con lana y
estaño (ver Kültepe). En la ciudad de Assur se erigieron los primeros grandes
templos, consagrados al dios local Assur y a Adad. También las primeras
fortificaciones se comenzaron en este período.
Assur fue la capital del reino de Shamshi-Adad I (1813-1781 a. C.), quien
extendió el poder e influencia de la ciudad hasta más allá del valle del Tigris.
En esta época se construyó el Gran Palacio Real, y el templo de Assur fue
ampliado y se le añadió un ziggurat. Este reino llegó a su fin cuando el rey de
Babilonia Hammurabi lo anexionó a sus dominios, tras la muerte de Shamshi-Adad.
Se sabe que la actividad constructiva se reanudó unos pocos siglos después,
durante el gobierno del rey autóctono Puzur-Assur III, que volvió a fortificar
la ciudad e incorporó los barrios del sur a las defensas principales. En el
siglo XV a. C. se erigieron sendos templos a la diosa luna Sin (Nanna) y al dios
sol Shamash. Posteriormente, la ciudad fue subyugada por el reino de Mitanni.
Asiria recuperó su independencia en el siglo XIV a. C., y en los siglos
siguientes se restauraron los antiguos templos y palacios de Assur. Tukulti-Ninurta
I (1244-1208 a. C.) empezó la construcción de un nuevo templo, consagrado a la
diosa Ishtar. El templo de Anu-Adad fue construido durante el reinado de Tiglath-Pileser
I (1115-1075 a. C.). El área amurallada de la ciudad creció en el período asirio
medio hasta ocupar una extensión de 120 hectáreas.
Assur en el período neoasirio y posteriormente
Durante el período neoasirio (912-612 a. C.), la residencia real se trasladó a
otras ciudades de Asiria. Asurnasirpal II (884-884 a. C.) trasladó la capital de
Assur a Kalhu (Nimrud). La ciudad de Assur, sin embargo, continuó siendo el
centro religioso del imperio, gracias a su templo dedicado al dios nacional,
Assur. Durante el reinado de Senaquerib (705-682 a. C.), se construyó la Casa
del Año Nuevo, akitu, y varias festividades se celebraron en la ciudad. Varios
monarcas asirios fueron sepultados bajo el Antiguo Palacio. El final de los días
gloriosos de Assur llegó en 614 a. C., cuando la ciudad fue saqueada y destruida
durante la conquista de Asiria por los medos.
Siglos más tarde, la ciudad volvió a ser ocupada, durante la época parta. En el
norte de la ciudad se levantaron nuevos edificios de carácter administrativo, y
en el sur un nuevo palacio. Sin embargo, la ciudad volvió a ser destruida por el
rey sasánida Sapor I (241-272). Se conocen asentamientos en la ciudad desde los
siglos XII y XIII, pero después solo fue habitada por beduinos nómadas. Los
modernos asirios continúan reverenciando el lugar.
Los palacios reales
El más antiguo monumento de importancia en Assur es el «Palacio Viejo», que ya
estaba en pie en tiempos de Samsi-Addu, en el siglo XVIII adX, y que fue
posteriormente reconstruido por Arad-Nirari I y Assurnasirpal II. Tiene una
extensión de 1,2 hectáreas y está organizado en torno de patios centrales.
El «Palacio Nuevo» fue erigido más tarde en el noroeste de la ciudadela por
Tukulti-Ninurta I (1244-1207 a. C.), y restaurado posteriormente por Senaquerib.
En este edificio se han encontrado las tumbas de numerosos reyes asirios: Assur-bel-kala
I(1074-1056), Assurnasirpal II (883-859), Shamshi-Adad V (824-811), y quizá
también la del propio Senaquerib (705-681). Cuando este último reorganizó la
ciudad, ordenó la construcción, más al sur, de un palacio secundario para uno de
sus hijos. Se han hallado también las casas privadas de importantes nobles de la
ciudad, así como tumbas de particulares acomodados. |