Cirene fue una antigua
ciudad griega en la actual Libia, la más importante de las cinco colonias
griegas de la región, a la que dio el nombre de Cirenaica, utilizado todavía hoy
en día. Está situada en el valle de Djebel Akhdar.
Las ruinas de Cirene fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco
en el año 1987.
Fundación
Cirene fue fundada por los griegos venidos de Tera (Santorini), siguiendo los
consejos del Oráculo de Delfos, conducidos por Aristóteles de Tera
(posteriormente Bato) sobre el 630 a. C. Bato después de fundar una colonia en
un islote de la costa oriental de Cirenaica (de nombre Platea, en el golfo de
Bomba) se trasladó al distrito de Azilirs, en tierra firme, donde los colonos
estuvieron seis años hasta que hallaron un emplazamiento mejor en la región de
Irasa donde fundó Cirene, más al interior (631 a. C.), e inició la dinastía de
los Batiadas que tuvo ocho reyes (y un usurpador). La ciudad fue fundada en el
territorio de la tribu libia de los asbistes (o asbistis) y dominaba las tierras
más fértiles y con agua. La fundación de la ciudad está explicada detalladamente
en el libro IV de las Historias de Heródoto. La información del historiador de
Halicarnaso ha sido atestiguada por el hallazgo de un texto epigráfico del siglo
IV a. C., llamado Estela de los fundadores, que hace mención al nexo que unía
Tera con Cirene.
Cirene se convirtió pronto en la ciudad principal de la región libia comprendida
entre Egipto y Cartago, aumentando las relaciones comerciales con todas las
ciudades griegas. El punto álgido de su prosperidad tuvo lugar bajo sus propios
reyes en el siglo V a. C.
Reino de Cirene
La colaboración con los libios fue intensa y produjo una mezcla importante.
Heródoto dice que el nombre de Bato era una palabra libia que quería decir
"rey". Los libios estaban excluidos del poder político. Los Batiadas fundaron
las colonias de Teucheira, Hespérides y después la Barca, que juntamente con la
propia Cirene y su puerto, Apolonia, formó la original Pentápolis Libia.
Bato II invitó a griegos a establecerse en la región y les dio tierras que le
arrebató a los libios. Esto provocó la revuelta de los libios que pidieron ayuda
al rey de Egipto, que envió un ejército, pero los egipcios fueron rechazados en
la región de Irasa y derrotados completamente (lo que provocó indirectamente el
derrocamiento del faraón egipcio Apries). Bajo el faraón Amasis, se estableció
una alianza entre Cirene y Egipto y el rey se casó con Laódice, princesa Batiada.
El hijo de Bato II, Arcesilao II, gobernó como un tirano y provocó la revuelta
de los griegos dirigidos por sus hermanos, que se establecieron en la Ciudad de
Barca, y los libios se rebelaron. Para sofocar la rebelión murieron siete mil
soldados. Su hermano Learco le mató y se proclamó rey, pero Bato III conseguió
restaurar la línea legítima.
Los griegos de Cirene, bajo instrucciones del oráculo de Delfos, pidieron ayuda
a Demonax de Mantinea que llegó a Cirene y estableció una nueva constitución que
quitó el poder a los reyes dejándolos como figuras representativas, con
funciones religiosas, pero conservando sus dominios privados; el poder político
limitado a los descendientes de los colonos originales, fue ampliado al resto
del pueblo griego que fueron divididos en tres tribus: los therenios (con la
clase baja libia agregada), los peloponesios y cretenses; los egeos; se creó un
senado, cuyo presidente era el rey; la constitución tenía similitudes con la de
Esparta y existían unos éforos y una policía de 300 hombres armados (similares a
los Hippeis de Esparta).
A la muerte de Bato, hacia el 530 a. C., le sucedió su hijo Arcesilao III. Este
rey tuvo buenas relaciones con la ciudad de Barca y se casó con la hija del rey
Alazir de esta ciudad, pero junto con su madre Feretima (Pheretime), intentó
derrocar la nueva constitución y fracasó habiendo de marchar al exilio, pero
volvió al frente de un grupo de mercenarios y emigrantes procedentes de Jonia y
entró en Cirene ejerciendo una cruel venganza sobre sus oponentes; para asegurar
su poder envió una embajada a Menfis y se declaró vasallo de Cambises II de
Persia, y se comprometió a pagarle un tributo anual y a hacerle un regalo; este
regalo fue considerado insuficiente por el rey persa que tiró despectivamente a
sus soldados. Arcesilao consideró que había roto las instrucciones del oráculo
de Delfos, que le habían recomendado moderación en la victoria, y para cumplir
los deseos divinos se retiró a Barca, gobernada por su suegro Alazir, pero en
esta ciudad unos exiliados de Cirene, ayudados por un partido local, mataron a
Arcesilao y a Alazir en la plaza del mercado. Feretima, la madre de Arcesilao,
en venganza, pidió ayuda a Ariandes, sátrapa persa de Egipto (nombrado por
Cambises II y que conservó el cargo bajo Darío I). El sátrapa reunió un fuerte
ejército y una flota y envió una embajada a Barca preguntando quién o quiénes
habían sido los asesinos, pero la gente de Barca asumió colectivamente la
responsabilidad. Ariandes envió entonces el ejército y asedió la ciudad durante
nueve meses, y finalmente los persas la ocuparon mediante una estratagema (510
a. C.). Los ciudadanos sospechosos de simpatizar con el asesinato de los reyes
fueron empalados y las murallas se llenaron de gente empalada y entre ellos los
miembros de la dinastía Batiada de Barca, de los que se sospechaba eran
culpables. Feretima, que había acompañado a los persas hasta Barca, volvió a
Egipto con el ejército persa, pero murió de una enfermedad infecciosa.
De esta crisis salió la restauración de los Batiadas en Cirene, que puso fin a
la constitución de Demonax y a sus instituciones. Reinaron entonces Bato IV el
Bello, con un largo reinado, y después Arcesilao IV, cuya casta de caballos
libios era célebre y que tenía tendencias tiránicas. Arcesilao quiso destruir a
la nobleza local y basar su apoyo en un ejército mercenario. Cuando murió se
proclamó la república y su hijo, Bato V, huyó a Hespérides donde fue asesinado y
su cabeza tirada al mar como símbolo de la extinción de la dinastía (hacia el
450 a. C.).
República de Cirene
Tras el 460 a. C. se convirtió en República. Del período republicano se sabe
poco; se incrementó el número de tribus y se dieron nuevas tierras a los
colonos; el partido democrático fue hegemónico y tuvo enfrentamientos con
rivales políticos, lo que llevó al ejercicio de la tiranía por algunos, como
Aristón y Nicócrates.
En 331 a. C., Cirene hizo un tratado con Alejandro Magno, por el que fue una
dependencia autónoma de Macedonia, y a la muerte del rey, y después de un breve
gobierno de Tibrón de Esparta, pasó al dominio de Ptolomeo I Sóter de Egipto.
Los Ptolomeos favorecieron el puerto de Cirene, Apolonia, por encima de la
propia Cirene, que entró en decadencia. Finalmente la región fue una especie de
reino lágida separado y a la muerte del rey en 95 a. C., fue legada por
testamento a Roma. Las cinco ciudades de la región, y entre ellas Cirene,
continuaron funcionando como repúblicas independientes, bajo protectorado
romano, pero hubo luchas con otras ciudades y finalmente los romanos anexionaron
el territorio y le convirtieron en provincia (75 a. C.).
En tiempos del emperador romano Vespasiano, Cirene fue constituida en colonia
romana con el nombre de Flavia Cirene.
Allí nacieron: Aristipo, médico y filósofo, fundador de una escuela; Carnéades,
fundador de la Nueva Academia de Atenas, el poeta Calímaco, supuesto
descendiente de la dinastía Batiada, y Sinesio, que fue obispo de Apolonia.
Las ruinas de la ciudad son importantes y permiten ver los restos de calles,
acueductos, templos, teatros y tumbas, quedan también algunas esculturas y
pinturas. La vía que unía Cirene con Apolonia aún se puede seguir. |