La Manzana Jesuítica de
Córdoba (Argentina) es una manzana ubicada en pleno centro cordobés, declarada
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2000. Comprende: la Capilla
Doméstica, el Colegio Nacional de Monserrat, la Iglesia de la Compañía de Jesús,
la antigua sede de la Universidad Nacional de Córdoba y la Residencia.
Los primeros Jesuitas llegaron alrededor de 1589, estableciéndose oficialmente
en 1599, de esta manera Córdoba pasó a ser el punto central de tareas de
evangelización de la Compañía de Jesús. En ese año el Superior de la orden, el
padre Juan Romero, acepta (en nombre de la compañía) la donación del predio del
que forma parte la actual Manzana Jesuítica.
Ubicación
La manzana se encuentra ubicada en pleno centro de la ciudad. Las calles que la
rodean son Duarte Quirós, Avenida Vélez Sarsfield, Caseros y Obispo Trejo. Sobre
esta última se encuentran los respectivos ingresos a cada uno de los lugares que
componen la manzana. Dicha calle lleva ese nombre en honor al fray Fernando
Trejo y Sanabria.
Historia
La ubicación geográfica de Córdoba la convertía en un punto estratégico en el
plan de conquista español. El despoblamiento y la disgregación eran frecuentes
en aquella época, por lo tanto era necesario afianzar la ocupación, función que
cumplió la iglesia.
En 1570 el papa San Pío V creó la diócesis del Tucumán, que comprendía Tarija
(Bolivia), Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y
Córdoba. Los padres Franciscanos fueron los primeros en llegar. El primer obispo
de la nueva diócesis fue fray Jerónimo Villacarrillo, miembro de aquella
congregación. Así mismo el primer cura y vicario de Córdoba fue el licenciado
Francisco Pérez Herrera, quien además era capellán castrense de la expedición
conquistadora de Jerónimo Luis de Cabrera.
Córdoba pertenecía a la provincia jesuítica del Paraguay. Los primeros Jesuitas
llegaron alrededor de 1589, estableciéndose oficialmente en 1599, de esta manera
Córdoba pasó a ser el punto central de tareas de evangelización de la Compañía
de Jesús. En ese año el Superior de la orden, el padre Juan Romero, acepta (en
nombre de la compañía) la donación del predio del que forma parte la actual
manzana jesuítica.
La Orden religiosa fundó en 1608 el Noviciado y en 1610 el Colegio Máximo. En
1612 este último fue momentáneamente trasladado a Santiago de Chile. El Colegio
Máximo que hasta 1613 impartía en Santiago de Chile clases de Filosofía y
Teología, es trasladado a Córdoba a raíz de la idea que tuvo el obispo del
Tucumán fray Fernando Trejo y Sanabria en dotar a la ciudad de una casa de
estudios superiores. Para ello donó bajo promesa escriturada sus futuros
salarios hasta completar cuarenta mil pesos. Dicha suma equivalía a 5.000 mulas
o alrededor de 200 esclavos, por ello a la Universidad Nacional de Córdoba se la
conoce también como La casa de Trejo. Ese mismo año el obispo Trejo y Sanabria
fundó el otro convictorio de la época, el de San Francisco Javier, que duraría
solo hasta 1617, siendo ocupado luego su edificio por el del Noviciado de la
Compañía. Trejo falleció en 1614 y, según se sabe, los Jesuitas recibieron la
cuarta parte, no obstante financiaron y concluyeron la obra. En definitiva del
Colegio Máximo derivó en 1613 la Universidad de Córdoba (hoy Universidad
Nacional de Córdoba), la cuarta más antigua de América.
En junio de 1671 es consagrada la Iglesia de la Compañía de Jesús. Las obras de
construcción fueron dirigidas por el padre Manuel de Cabrera. Ya en 1687 Ignacio
Duarte y Quirós, presbítero, funda el Real Colegio Convictorio de Nuestra Señora
de Monserrat, cuyo primer sitio fue la casa de la familia Duarte, en la segunda
cuadra de la actual calle Caseros.
Su habilitación oficial fue en abril de 1693. Casi noventa años después, en
1782, se trasladó a la sede que ocupaba el Colegio Máximo (en la Manzana
Jesuítica), donde funciona hasta hoy. En el solar contiguo se encontraba el
rectorado de la universidad, hoy sito en Ciudad Universitaria.
Las actividades de la compañía duraron hasta 1767 cuando por orden del rey
Carlos III fueron expulsados de América. Las razones no fueron dadas pero
historiadores piensan que tuvo que ver con el desarrollo que alcanzaron lo cual
se habría transformado a los ojos de la corona en una amenaza política y
competencia económica. Se estableció en la Pragmática Sanción de su Magestad en
Fuerza de Ley expedida en Zaragoza el 27 de febrero de 1767, dispone "el
extrañamiento de estos Reynos a los Regulares de la Compañía, ocupación de sus
Temporalidades, y prohibición de su restablecimiento en tiempo alguno, con las
demás precauciones que expresa". Básicamente se ordenó que sin pérdida de tiempo
se expidieran las instrucciones convenientes a los virreyes del Perú, Nueva
España y Nuevo Reino de Granada, a los presidentes, oidores y fiscales de las
Audiencias de aquellos distritos y del de Filipinas, a los gobernadores,
arzobispos, obispos y cabildos de las iglesias metropolitanas y catedrales,
etc., que con el mayor sigilo fuesen al mismo tiempo y arresten a los jesuitas y
los expulsen sin más trámite.
El obispado de Córdoba estaba a cargo de Manuel Abad y Llana y el que ejecutó la
orden real fue el sargento mayor Fernando Fabro, quien el 12 de julio de ese
mismo año reunió a todos los religiosos y los envió a Buenos Aires en carreta y
desde la ciudad porteña fueron enviados a Italia a bordo de La Venus. Tas la
expulsión sus bienes fueron confinados a una Junta de Temporalidades donde se
dispersaron y fueron cambiando de dueño, en muchos casos terminaron en manos de
las familias más pudientes.
La primera imprenta de Sudamérica, que habían introducido los jesuitas en 1765,
se encontraba desmantelada y en desuso en los sótanos del colegio Monserrat así
fue que en 1780 el virrey Juan José Vértiz dispuso su traslado a Buenos Aires
para ponerla en funcionamiento como Imprenta de los Niños Expósitos y solventar
con lo producido parte de la casa cuna (u Hospital de Niños Expósitos) que había
fundado en aquella ciudad. Así mismo los valiosos libros de la compañía también
fueron enviados a Buenos Aires en 1810 por orden de la Junta de Gobierno para
contribuir a la fundación de la Biblioteca Nacional. Los mismos regresaron a
Córdoba en 2001, actualmente exhibidos en el Rectorado de la universidad. |