Las construcciones tradicionales asantes son el último vestigio de la
cultura asante de África occidental. En general, son antiguas residencias de
jefes tribales convertidas en mausoleos o santuarios animistas. Aunque la
antigüedad de la mayor parte de estas construcciones no se remonta más allá de
finales del siglo XIX, son los últimos exponentes de una tradición artística y
arquitectónica mucho más antigua. Se trata de unas pocas construcciones de
madera y barro, con decoraciones geométricas o figurativas, diseminadas por una
decena de poblaciones en los alrededores de Kumasi, en Ghana:
Abirem, 10 km al nordeste
Asonemaso, 19 km al nordeste
Saamang y Obomeng, 33 km al nordeste
Bodwesango, 25 km al este
Abetifi, 105 km al este
Besease, Dharkwa-Gyakye, Kentekroo y Patakro, 45 km al sur
Los sencillos y frágiles materiales empleados en la construcción dificultan la
conservación de los monumentos: madera, paredes de adobe reforzadas con cañas y
enlucidas con arcilla, techos de paja de mijo...
Los edificios están formados por cuatro cuerpos abiertos a un patio central; uno
de los cuerpos es el santuario propiamente dicho, otro es una cocina, y los
otros dos, a un nivel algo más elevado, sirven de escenario para los músicos y
cantores en las ceremonias religiosas.
Las construcciones están decoradas con frescos de motivos geométricos que
representan de manera simbólica proverbios y dichos populares, los mismos
motivos que se siguen empleando en toda Ghana en el tejido estampado denominado
adinkra. La decoración también incluye altorrelieves y complicadas celosías en
los muros y placas de barro cocido con motivos geométricos o animales
estilizados en los zócalos y alrededor de las puertas interiores. |